viernes, 16 de julio de 2010

PROCESO DE CERRADO Y SUS DERIVADOS

Nací hace casi treinta años, una tarde de Agosto.
A la tormenta de Santa Rita se le había dado por azotar ese día y no paraba de diluviar.
Y a mi, se me había dado por nacer con tres vueltas de cordón alrededor del cuello.
Estos datos irrelevantes… me habrán marcado?
Será por tanta lluvia que hay veces que amanezco tan, tan gris?
Será que si sigo así moriré ahorcada por mis propios enrosques?
Cosas por el estilo sobrevuelan mi cabeza cuando me pongo turbia y perturbada…
Por lo general, soy más bien clara y razonable… Casi siempre, colorida y sonriente… A veces, me destiño y hago agua…
Es parte de lo soy, lo sé y con el tiempo lo fui asumiendo.
Y así arranco… oscura y repleta de preguntas sin respuestas – o peor, con mil respuestas!
Eso me lleva a nostalgiar bastante y el paso próximo ya es casi trágico…
No me gusta cuando me pongo así, no me gusta mostrarme así…
Pienso: si ni yo misma me tolero en este estado de personaje dramático… quién más lo hará?
Me enojo conmigo misma para después poder enojarme con el resto del universo y despotricar para todos lados…
Y ahí comienza el proceso de claustro…
Primero dejamos de atender los teléfonos, después dejamos de conectarnos a las redes sociales y, por último, evitamos compartir cualquier segundo extra fuera de los obligatorios con los demás…
Listo: bicho bola instalado.
Comportamiento de ogro como para definir bien las distancias y que nadie ose acercarse demasiado…
Mis amigos ya conocen este perfil de mi persona y me dejan ser – aunque sea por un rato, después me extrañan o se preocupan y se comunican conmigo aunque sea en código morse.
Mi familia no se da ni cuenta – seguro que mi mamá tan sólo piensa que nunca estoy en mi casa porque tengo el culo inquieto, y cuando le atiendo el celular con la voz de la Gata Varela con resaca, supongo que piensa que tengo un mal día y ya…
Difícil sería explicarle lo que me pasa… a ella o a cualquiera… porque, en sí, es complejo de explicar, de entender… incluso para mi, sobretodo para mi…
Pero… no contaba con un Juan en mi vida…
Juan… que no sabía si a mi se me habían puesto de suplentes todos los jugadores, si los caramelos del frasco los regalé por ahí o qué corno!
Juan… que se lamentó de haberme conocido, me parece, pero lo disimuló con humor y perseverancia, y terminó por entender lo inentendible, y hasta se divirtió a costillas de mis comentarios ácidos y malignos.
Juan… que está consiguiendo lo que yo no imaginaba: que crea / que sienta / que sea.
Así que repito (y me repito): Acá estoy!

PD: Habrá servido esto de ampliación, Maru?

1 comentario:

Meme dijo...

acabo de darme cuenta de algo: puse tormenta de santa rita y es de santa rosa... perdon por la confusion, señoras santas!