viernes, 18 de junio de 2010

DE PROFESION: ESPERADORA

Siempre espero…
Espero amanecer
Espero levantarme a tiempo
Espero que el colectivo no venga tan lleno
Espero que no haga tanto frío
Espero que mi jefe se haga humano
Espero que me aumente el sueldo
Espero encontrar otro trabajo
Espero dar con el hombre de mi vida dentro de esta vida
Espero que las cosas buenas me empiecen a pasar a mi…
Sí, sí… sentate nomás, Penélope, que tenés todavía un rato más de espera… te va a quedar el culo chato!
Seré breve: ayer Agustín vino, vino y hablamos. Bah, habló.
Debo decir que si no me hubiese roto un poco el corazón, su actitud fue la que me gustaría que tuviese mi novio - si este existiera, claro!
Volvió a hablar de su confusión, de su relación con su pareja, de lo que lo hago sentir… Igual que al mediodía estaba vacilante, pero a medida que iba hilando una palabra con otra, su tono se ponía más firme, más decidido.
No sabía que hacer… “Me estoy volviendo loco”, dijo más específicamente, “te veo y tengo ganas de besarte, de estar con vos… pero, a la vez, no puedo dejar de pensar en ella… hace mucho que estamos juntos, tenemos proyectos en común, y tantas cosas… vos sos… distinta… y despertas cosas en mi… pero, no es culpa, eh?... es que… no puedo, no puedo hacerle esto a ninguna de las dos”…
Qué decir?! Se me vidriaron los ojos, me sentí mal, muy mal…
- por él: porque entendía lo que me estaba explicando, porque estuve en encrucijadas parecidas y no esta bueno el debate que se genera con uno mismo…
- por ella: porque la persona que ella ama está dudando si la ama a ella y eso es sencillamente triste…
- y por mi: porque me preguntaba si alguna vez la fortuna iba a querer ser mi amiga, porque me sentí tan decepcionada de haberme imaginado un final feliz para mi - que siempre tengo finales chotos o a medias…
No pude accionar demasiado, pero al verlo supe que era yo la que tenía que tomar una decisión: “Esto es algo que sólo vos podes resolver. Yo creo que lo mejor es que suspendamos las tardes de corridas juntos, mientras tanto, y ya”.
Me levanté y me fui… no voy a mentirles, tuve tantas ganas que me llamara por mi nombre o me tomara por un brazo… pero eso pasa en las novelas, no en la vida real… menos en MI vida!
Llegué a casa con el corazón lleno de agujeritos, desinflada y desesperada… desesperada de esperar… de seguir esperando…
Espero olvidarme pronto de Agustín
Espero que el amor asome una vez más
Espero que me deje de doler el alma – aunque no sea mañana, pronto…

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