jueves, 17 de junio de 2010

SUCESO INESEPERADAMENTE ESPERADO

Estos días no estaban teniendo mucho para contar, para analizar…
Todo es mundial y nada existe más allá…
Pero, en mi hora de almuerzo de hoy, algo sucedió…
Después de la revolución matinal con el partido, la energía de la oficina parecía la del show de Xuxa… estaban todos contentos, sonrientes, queridos, queribles…
Mariano se pidió un franco que le debían – iba a ver el partido en su casa, con amigos, por cábala -, así que no pude aprovechar la euforia de los goles para un acercamiento – está bastante fresco el asunto, comunicación no está viniendo seguido, se ve que le queda trasmano…
Agustín – como para dar parte de mis dos hombres laborales – se mantuvo bastante tranquilo desde el altercado en el parque y hoy apenas si intercambiamos un par de miradas en los festejos de gol…
Yo no fui a correr ni el jueves pasado ni este martes – no sé bien por qué, creo que me sentí incómoda o un poco estúpida o algo, pero la cuestión es que no sentí ganas de ir y no fui -… y, verdaderamente, hoy pensaba pegar el faltazo…pero…
Salí a almorzar sola. Me compré un sándwich y, como el día estaba con tan lindo sol, y como la gente microcentreana, se ve que contagiada del triunfo, molestaba menos, me fui caminando hasta un lugar que me encanta: el monasterio de Santa Catalina de Siena – un lugar hermoso, lleno de silencio en medio del bullicio del centro, con espacios verdes para sentarse y dejar pasar las horas, detenerse en el tiempo…
Ahí estaba, en mi mundo, masticando mi pastrón con queso crema y ciboulette, cuando veo venir a Agustín…
Me sorprendió verlo ahí – él ya había salido a comer cuando me fui de la oficina -, iba a decírselo, pero no me dio tiempo…
“Te seguí, te vi pasar y te seguí… Te seguí porque quería hablarte, porque no puedo hacerlo en el trabajo, y pensaba hacerlo en el parque, pero… como no viniste más… ¿Estás enojada conmigo?”, me tiró todo el speech de una, sin respiro…
“De eso me querías hablar?”, retruqué… no me parece que te camines todas estas cuadras sólo para preguntarme algo que me podes mandar por un mensaje de texto… eso no se lo dije, obvio!
AGUSTÍN: “No, sí… bueno, quiero saber si estás enojada…”
MEME: “¿Y por qué tendría que estarlo?”
A: “No sé, me pareció… el otro día, lo del golpe, el llamado, mi…mi novia… todo eso, me dio la impresión que algo te había caído mal, que te molestaste, no quisiste que te acompañe, no apareciste más…”
Odio cuando se hacen más los pelotudos de lo que ya son naturalmente…
Qué me queres preguntar, tontito?! Si me jode que tengas novia?! Si estoy celosa?!
Anda alimentar tu ego a otro lado, porque acá vas muerto!!!!!
A me hago el gil, me hago la gila y medio: “No, nada que ver, te debe haber parecido”…
No supo qué decir y me dio algo de gracia y ternura a la vez… Se puso nervioso, quiso seguir hablando pero titubeaba demasiado…
“¿Me querías hablar de algo más?”, agregué como para darle una mano en su batalla por expresarse…
Negó con la cabeza y tragó saliva. Con un gesto lo invité a sentarse al lado mío. Admito que me hice bastante la superada con mi actitud… aunque no pude sostenerla mucho…
Él se veía abatido, demasiado meditabundo… Eso me generó una sensación rara, me movió de plano…
Nos quedamos un rato callados, hasta que dijo: “Vos me confundis… me confundis mucho”. Mientras decía esto no me miraba, miraba fijo el suelo, meneando la cabeza de un lado a otro. A mi me recorrió un escalofrío y tuve ganas de decirle: “Y vos a mi? Ni te cuento”. Me agarró la mano, acariciando el lunar de mi palma; dio vuelta la suya y también tenía un lunar. Recién ahí nos encontramos con la mirada… y sonreímos como dos adolescentes. Dejó salir un suspiro profundo, que me contagió al instante. Se paró el mundo por un fragmento de segundo y… me besó!
Fue un beso contundente y rico – muy rico!
Sonó la alarma en mi celular: hora de volver al mundo real!
Caminamos casi sin dirigirnos la palabra hasta llegar al trabajo… como si evitándolo el hecho no hubiese acontecido…
Antes de entrar, le volvió la voz y el coraje: “Todavía tenemos que hablar vos y yo, si?”.
Hice un ademán de asentimiento. Y cada uno volvió a su puesto…
No pude hacer nada desde entonces… acá estoy: escribiéndolo y reviviéndolo, una y otra vez, como para asegurarme que fue cierto!!!

2 comentarios:

Meme dijo...

me acaba de mandar un mensaje: "te veo 18.30 en el parque como siempre, no?"... siiiiiiiiiii!!!! ahi estaré... toda perfumadita, por las dudas! despues les cuento... :)

Anónimo dijo...

exitos Memeeeeeeeeeeee

Maru.-