domingo, 31 de enero de 2010

PEDRO, MIRA QUIEN VINO!

Domingo lluvioso… yo con mejor presión, pero con mucha fiaca y mucha aburrición…
Cinco de la tarde en Buenos Aires… escucho Manu Chao… “Me gusta la lluvia, me gustas tú… Qué voy a hacer, je ne sais pas…”
Y sonó el teléfono celular… chan!
Me caigo y me levanto… era Juan… “no todo lo que es oro brilla”, justo decía la canción y terminaba… jaja!
Fui lo más irónica y malvada que mi rebuscada cabeza permitió, sin caer en el rol de la minita despechada que reclama desubicada… él me dejó decir y concluyó: “Me agarró la locura y le cambié la fecha de vacaciones a un compañero y a eso le sumé un par de semanas que me debían, no me soportaba más la ciudad ni al sistema ni a nadie… y me fui al carajo!” - les juro que parecía editado, de fondo, en mi casa sonaba: “Me llaman el desaparecido, cuando llega ya se ha ido, volando vengo, volando voy…” Él seguía: “Estuve mochileando por el Norte… y llegué ayer a la noche. No tenía ganas de volverme, pero no me quedó otra… tengo que volver al laburo el lunes…” – ah, mirá vos, te rebelas contra el sistema hasta ahí nomás, por qué no te quedaste haciendo artesanías en Tilcara?! – “… Hoy me conecté a internet y vi en tu estado del Facebook que estabas en reposo y quise llamarte… ¿qué te pasó? ¿estás bien?”…
Lo odié, mucho… a ver, en mi cabeza Juan se había borrado… por garca, por cachivache, por cagón, por lo que fuese… y ya lo había dilapidado y enterrado… ahora cae y me cambia todo el esquema, resulta que no fue por nada de eso, sino que simplemente se desapareció del mundo en general… algo que, más allá de mi bronca masticada, comprendo y hasta aplaudo… ya quisiera yo levantarme un día y decir: ok, me voy a la mierda! Y ahora? No supe que decir, porque todo mi speech estaba dirigido al “me hice el boludo”… así que me limité a responder lo que me acababa de preguntar y le conté de mi acaloramiento y sus consecuencias. Enseguida me dijo: “¿Estás solita? ¿Querés que te vaya a hacer compañía?!” – Manu me cantaba: “So many nites with your shadow in my bed…”
A la hora estaba en casa. Me trajo un regalo… bueno, quizás lo compró por comprar allá y le dio lástima mi estado convaleciente y me lo trajo para quedar bien… aunque no tiene porque quedar bien conmigo… y su discurso al dármelo fue bastante específico y personal: “La vez que estuve acá observé que tenías varios instrumentos de percusión (me encantan!) y pensé que podían gustarte”… era un sonajero de pezuñas de vaca. Por más fuerza que hice, no pude evitar sonreír bastante emocionada… La verdad, que el gesto me volvió loca! No sólo se acordó lo que me gustaba, sino que pensó en mi estando lejos y decidió demostrármelo… Ay, Manuela, no te ilusiones!
Tomamos mate y me contó toda su travesía. Me mostró algunas fotos que todavía tenía guardadas en la cámara y me comió la cabeza con que tenía que hacer ese viaje, que me iba a alucinar… Yo estaba alucinada con él, con que estuviera acá, sentado en mi living y no fuera un holograma…
A pesar de que la tarde-noche no colaboraba a nivel climático, nos animamos a un chapuzoncito en la pelopincho (que anoche limpié y tuve la picardía de ponerle el cubre pileta, así que estaba decentemente limpia)… Nos relajamos ahí, mientras seguíamos envueltos en la euforia norteña y en la quimera de dejarlo todo e irse con lo puesto a vivir de la tierra a algún rincón del planeta donde se pudiese respirar mejor que en esta urbe…
“Hola”, tiró en medio de un silencio… fue un hola simpático y dulce… y me dio un beso igual!
“Hola”, le respondí y nos besamos un buen rato.
El sexo es genial, nadie lo niega, más si hay piel y la persona con la que estás te gusta mucho… pero, a veces, los besos pueden ser maravillosos y colmarlo todo. Eso fue lo que pasó en ese instante en mi balcón terraza…
No sé bien en que momento, los besos pasaron a mayores ligas e hicimos chapa-chapa al estilo adulto… :)
Lo invité a quedarse a cenar, pero ya había quedado con su familia – a los que todavía no había visto.
Lo acompañé con Chave a tomarse el bondi, y se despidió con un beso largo y la promesa de hablarnos en la semana para hacer algo juntos… vamos a ver qué pasa!
Yo no me despegué de mis pezuñas y le hacía la segunda a Mr. Chao mientras decía: “Cuando la negrita quiere bailar, dale una chinita a la negrita, dale una chinita que quiere gozar…!”

2 comentarios:

Marian dijo...

Muy bien Meme!

Meme dijo...

uh, como estoy!!!